Permacultura es un término acuñado por Bill Mollison y David Holmgrem, a finales de los años 70, en Australia, para una propuesta de un sistema de planeación y diseño productivo de asentamientos humanos que albergue todas sus necesidades, sin degradar nuestro entorno natural. Todo ello mediante la observación de la dinámica de los ecosistemas y de la naturaleza en sí.
Proviene de la combinación de dos palabras: PERMANENTE + CULTURA

Etimológicamente, permanente proviene del latín permanentis que significa el permanecer hasta el fin, mantener la continuidad, que está todo el tiempo en el mismo lugar, preservar. Y, por su parte, cultura nos llega de cultura, y ésta de cultus (cultivo). Es interesante acudir a la etimología de las palabras porque nos indica de dónde vienen y cuáles son sus parientes. Es como la raíz de la palabra humano que es la misma de humilde y la de humus. Es decir, de humus derivan las palabras humano, humilde, hombre...Todas ellas provenientes de la raíz indoeuropea “dhghem” que significa terreno, de tierra. Así podríamos decir que hacer humus es un acto de humildad con el cual no se hace ningún daño a ningún ser: lo cual nos hace más humanos. Según Mollison, Permacultura “es un diseño para la creación de medios humanos sostenibles”. Posteriormente, de acuñar el término, le puso copyright con el fin de que no cayera en la Universidad, donde de seguro de degeneraría y moriría.